Con la VI dinastía se termina la primera gran época de esplendor del Egipto faraónico, el Reino Antiguo, el apogeo del cual queda señalado por el reinado de Pepi I. Durante mucho tiempo, la tradición egiptológica consideró que este linaje se encontraba en el origen del hundimiento del Estado egipcio. No obstante, desde hace algunos años, este punto de vista se ha puesto en tela de juicio. Los numerosos logros de Pepi I y de la vi dinastía atestiguan la prosperidad del período y, ello a pesar de unas importantes y crecientes dificultades políticas. Entre ellas hay dos cuestiones que resultan centrales: ¿cuál fueron la naturaleza y el impacto de los problemas sucesorios que sacudieron a la familia real y qué papel tuvo el ascenso al poder de los gobernadores provinciales en la decadencia del poder central? Basándose en las investigaciones más recientes y en un análisis crítico de la rica documentación textual, iconográfica y arqueológica producida por la excavación de yacimientos urbanos y funerarios como Sakkara, Elefantina y Balat, esta obra analiza en detalle el reinado de Pepi I y demuestra lo indisociable que resultan la historia de este rey y la de la vi dinastía. Mediante el análisis de la emblemática figura de Pepi I, la vi dinastía encuentra su verdadero lugar en el seno del Reino Antiguo y los motivos que originaron la caída de este sistema estatal de medio milenio de vida quedan claros.
