Los conos funerarios egipcios son unos objetos compactos hechos de arcilla del Nilo, normalmente de forma cónica, moldeados a mano y posteriormente cocidos al horno, la mayoría de los cuales tienen en su base unas estampaciones con textos jeroglíficos de carácter funerario y memorial.
Encontrados casi siempre esparcidos por el suelo alrededor de las tumbas de la necrópolis de Tebas, desde el inicio del siglo XIX fueron objeto de curiosidad y especulación por parte de viajeros, anticuarios y egiptólogos. Frédéric Cailliaud, Joseph Passalacqua y poco tiempo después Jean-François Champollion fueron los primeros en prestarles atención, seguidos con el paso de los años por otros muchos egiptólogos. Todos los cuales han contribuido a la existencia de diversas hipótesis que intentan explicar la utilidad y función de estos enigmáticos objetos, utilizados por los antiguos egipcios en unas épocas muy concretas.
Pese a su apariencia anodina, el estudio de los conos funerarios ha permitido identificar a un considerable número de personas que poseyeron una tumba decorada en la necrópolis tebana. Los cuales, sin estos modestos objetos cónicos de barro, todavía hoy permanecerían en el olvido más absoluto.